lunes, 4 de agosto de 2014

los militantes 2.0 de PODEMOS

El  “acceso a las nuevas tecnologías” es el eufemismo con el que el mainstream mediático define a la (no tan) relativa generalización del uso de internet. De los 7 mil millones de bichos humanos, 1600 millones la usan, en promedio, 22 horas mensuales.  Las implicancias de la estadística  se extienden por todo el arco de las relaciones personales y de la vida cotidiana. Entonces  ¿cómo no iba a afectar la militancia y al activismo en general? El fenómeno de una militancia 2.0 es un tema visitado constantemente desde la óptica de paginas como Change o Causes, donde distintas peticiones solidarias se suben para recaudar plata, o para llenarle la casilla de mails a determinado funcionario para que tome nota de algún reclamo. Localmente, el PRO de Mauricio Macri lanzó el sitio Legislemos donde la propuesta es parecida a las paginas antes mencionadas, pero con la mira puesta en la actividad parlamentaria directamente. Pero en las ultimas semanas, las novedades de esta militancia 2.0 nos llegan desde el Estado Español, donde PODEMOS ha lanzado una campaña de afiliación virtual que, en apenas 48 hs., ha logrado conquistar 32 mil afiliados. Un número que la coloca como la tercera fuerza del país, superando a Izquierda Unida.

PODEMOS viene de cosechar electoralmente (más de un millón de votos y 5 eurodiputados en las elecciones de este año) el descontento generalizado con el régimen monárquico constitucional que los partidos tradicionales erigieron en el Estado Español tras la muerte de Franco. De los indignados de Plaza del Sol, pasando por los escándalos de corrupción en el PP y el PSOE y la abdicación del rey Juan Carlos, la situación política española está marcada por el fin de ciclo del pacto de la Moncloa. Al igual que en Grecia con Syriza, esta descomposición acelerada de los partidos tradicionales ha permitido el surgimiento de corrientes de tinte izquierdista que vienen dando verdaderos batacazos electorales que capitalizan, de forma distorsionada, la puja que existe por abajo por un cambio profundo. Su principal candidato, el hasta hace poco desconocido Pablo Iglesias, se jacta del hecho de que sin PODEMOS  gran parte de los votantes del 25M hubieran elegido la abstención. Gordo favor, si pensamos que hasta no hace mucho el grito de guerra de los jóvenes  en las calles de Madrid o Barcelona era “no nos representan”. Pero ¿a quién representa PODEMOS?

En principio, dice Iglesias, a la ciudadanía democrática. Las tesis del último Bensaid, el de la “democracia hasta el final”, pican y repican en las voces de quienes vienen a decretar el fin de los sujetos sociales y a anunciar, esta vez sí, el alumbramiento de la conciencia ciudadana. Épocas como la nuestra son terreno fértil para el florecimiento de estas ideologías tributarias del fin de la historia: la crisis de subjetividad de la clase obrera no es solamente el problema de las vías de desarrollo de su vanguardia (es decir, de un partido revolucionario) sino fundamentalmente el envilecimiento de las relaciones de representación política. PODEMOS, en este sentido, no hace más que buscar profundizar ¿por izquierda? el camino emprendido por el PSOE en 1979. Pero los vínculos con la clase obrera en PODEMOS son todavía más débiles que los del PSOE, que al menos dirige la central obrera UGT.


¿Pero no son obreros muchos de estos 32 mil afiliados? Seguramente una parte de estos lo sea, si. Y esto nos metería en una discusión de los sujetos que un post de la militancia 2.0 no podría abarcar. Digamos, entonces, que lo que aún tiene que demostrar PODEMOS es su capacidad no solo de movilizar, sino de dirigir, a esta masa crítica que dice haber acumulado o si no se trata, solamente, de un pan con mucha levadura: Las plataformas de las redes sociales se construyen alrededor de lazos débiles. Twitter es una forma de seguir (o ser seguido por) gente que uno probablemente jamás conoció. Facebook es una herramienta para organizar eficientemente a los conocidos, para estar al tanto de las vidas de gente que, de otra manera, uno no estaría en contacto. Por eso uno puede tener mil amigos en Facebook, cosa que nunca pasa en la vida real. La militancia tiene raíces y lazos fuertes, sujetos que la encarnan y se aglomeran en una identidad política. Internet hace que sea más fácil para los activistas expresarse, y más difícil que esa expresión tenga un impacto. Los instrumentos de las redes sociales están muy bien preparados para hacer que el orden social existente sea más eficaz. El avance de las nuevas tecnologías no puede hacernos dejar de lado que la militancia, la que cambia las cosas, la que importa, sigue y seguirá siendo una discusión de sujetos. 

2 comentarios:

  1. Muy Buen Post!! Creo que hay que profundizar en la idea de la "militancia 2.0" como una continuación "por otros medios" de la "video politica", esa idea de que es preferible 1 minuto de television a 10.000 militantes, como haba dicho un viejo dirigente del PSOE. Ahora PODEMOS hace lo mismo pero con la "Ciber politica". De lo que se trata es de utilizar es herramientas de comunicación para desarrollar una fuerza militante real pero "novedosa".

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  2. Es verdad que el post se quedó muy flaco en cuanto a profundizar esta idea que planteas, Ariel. Creo que la militancia virtual es una herramienta poderosa para la agitación política, o incluso capaz de organizar acciones determinadas de manera descentralizada (por ejemplo, los "cacerolazos" del año pasado) pero a la vez carece de la falta de un centralismo que la convierte en una herramienta viable para la organización mas profunda, determinante. La idea de los lazos débiles de las redes sociales (que es una idea que le "robé" a Bauman) se contrasta con el activismo politico que a nosotros nos interesa. Sin pretensiones podríamos llamarlo un activismo conspirativo-insurreccional como definición puente entre medios y fines. Dicha militancia necesita de lazos mas fuertes, de una confianza si se quiere, que hoy el espacio virtual no sólo es incapaz de suministrar sino que precisamente su rol en el mantenimiento del statu quo se expresa crudamente allí: en conocer a todos, y no conocer a nadie.

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