martes, 20 de agosto de 2013

Egipto viste de Rojo.



En Egipto momentos trágicos están ocurriendo, el corazón de “la primavera de los pueblos” palpita más fuerte, denota un pulso convulsivo. Todos sabemos que el pueblo egipcio se viene destacando como protagonista de gestas heroicas. Parece ayer cuando despertamos un 12 de febrero del 2011 con la noticia de la caída de Mubarak, después de 18 días de movilizaciones que empalmaron con la huelga general el resultado significó una primer conquista de los y las trabajadorxs y el pueblo pobre sobre las tierras de los faraones, pero también significó una conquista para todo el Magreb y fue el anunció de que el mundo ya no era el mismo. 

La dinámica que brinda la lucha de clases en Egipto no descansó ni un momento desde entonces, después de la caída de Mubarak el ejército buscó realizar ciertos movimientos en su propia cúpula, pero las masas egipcias no estaban dispuestas a cambiar una dictadura por otra, la presión en las calles obligó al ejército a adelantar las elecciones, el 24 de junio del 2012 es electo por voto de urna Mohamed Morsi, el candidato de la hermandad musulmana.

Al año, la democracia burguesa egipcia no dio ninguna respuesta a las necesidades populares, en el marco de la crisis capitalista internacional, para que Egipto sea ese país por el que miles ya han derramado sangre, es necesaria otra forma de organización, una que responda a las necesidades inmediatas de los sectores populares y no que siga buscando administrar de la mejor manera la miseria para complacer a los grandes jeques imperialistas. Para eso se requiere un nivel de democracia que ninguno de esos cobardes que pretenden dirigir el país, ya haya sido Morsi, El Baradei, o cualquier personaje del Ejército, podría llevar adelante, como una asamblea nacional constituyente, asamblea que sólo los trabajadores junto al pueblo pobre pueden realizar.

Hace un mes, vimos a la juventud, a las mujeres, a los y las trabajadorxs llenar esas calles a puño alzado y exigiendo claramente la destitución de Morsi, quien en un año no resolvió ningún problema material por el cual las masas tiraron a Mubarak en su momento. Mientras la situación se intensifica, y cientos de miles de jóvenes en todo el mundo saludamos nuevamente a los millones de egipcios que salían a las calles, el ejército maniobra de nuevo, por medio de un golpe cívico- militar, el 3 de julio de este año, destituye a Mursi queriendo usurpar la movilización de las masas, canalizarlas y reconfigurar otro gobierno títere funcional a los intereses del imperialismo.

El 9 de julio el economista Hzem Beblawi es nombrado primer ministro y El Baradei, premio nobel de la paz, como vicepresidente encargado de las relaciones internacionales, relaciones que se pueden sintetizar en la millonaria “ayuda” militar que proporciona EEUU a quienes tienen la tarea fundamental de controlar la estabilidad del norte de áfrica y garantizar que el petróleo pase sin problemas por el canal de Suez.

Desde que asume este nuevo gobierno títere, con una fantástica promesa de elecciones, no dejamos de ver noticias que siembran confusión haciendo querer ver en un principio los conflictos como si se trataran de religiosos, cuando en realidad son netamente políticos.

EL 27 de julio, 18 día después de que se establezca “el gobierno provisional” ocurren enfrentamientos de islamistas con la policía dejando un saldo de 81 muertos, después de este episodio el gobierno integrado por el payaso cínico de El baradei ordena la represión en la Plaza Tahrir.

EL 14 de agosto y después de un saldo mayor al de 600 muertos El Baradei se guarda el premio en la valija, renuncia al cargo y se va del país. Ahora se declara el estado de sitio, las calles están completamente militarizadas, el clima vuelve a ser el que imperaba en los días de Mubarac.

Pero los y las trabajadorxs, el pueblo pobre, las masas egipcias ya no son las mismas. La vuelta de Morsi no resuelve nada, ningún gobierno títere impuesto por el ejército a punta de cañón tampoco. El proceso revolucionario que se abrió paso con la caída de Mubarak continúa abierto, ninguna variante burguesa de Egipto fue capaz de cerrar dicho proceso, es necesario fortalecer una alternativa de independencia de clase, ni los hermanos musulmanes ni la oposición laica son alternativa, todas estas variantes responden al ejército abastecido por Norteamérica, muchos fueron agentes civiles de la dictadura de Mubarak, y solo buscan orden, como los ladrones nacionales que son, pactan con la sangre del pueblo trabajador y pobre sus negocios con las potencias imperialistas.

¡Basta de persecución y asesinatos a los Hermanos Musulmanes!
¡No a la vuelta de Mursi, Fuera Beblawi, ningún gobierno títere impuesto por el ejército!
¡Paso a la juventud, a la mujer y la clase obrera Egipcia!

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